Al llegar un nuevo año, siempre recordamos el que acaba de pasar y planificamos el porvenir. Pasamos balance a los logros obtenidos y compartimos las memorias de los más felices.

En nuestras metas siempre están nuevos regímenes alimenticios, metas académicas, laborales, de nuestras empresas y con nuestras familias. Revisamos cuáles cosas quedaron pendientes del pasado y lo replanteamos hacia el futuro.

Personalmente, pienso que este año debemos reflexionar sobre las grandes tragedias acontecidas que laceraron tantas vidas humanas, en vista de que todas fueron provocadas por nosotros mismos. Para mejorar nuestro futuro, debemos reflexionar sobre qué le pasa al mundo hoy; reflexionar sobre por qué hemos disminuido nuestra capacidad de asombro ante situaciones tan violentas, graves y sobre todo frecuentes. Cada día somos más indiferentes a los demás y a las situaciones que pasan en nuestros ojos. Mencionar estas tragedias humanas y sociales sería recordar esas fatídicas situaciones. Lo único que queremos en este mensaje es hacer un llamado, activar la alarma de la prudencia, del verdadero valor de la vida, del significado de la ley y el orden en una sociedad de respeto y de buena convivencia.

¡Feliz y próspero 2016!